Las empresas de inserción tienen como objetivo que las personas en riesgo de exclusión social o que ya la sufren, pasen a una situación de personas socialmente normalizadas , es decir, conseguir su inserción socio laboral. El desenvolverse en un medio competitivo y la supervivencia bajo la lógica del mercado no ha de hacerles claudicar abandonando su fin social.
Así, las empresas de inserción luchan contra la pobreza y la marginación desde la lógica empresarial, actuando como puente entre la formación y el empleo. Estas empresas proporcionan un trabajo temporal y rotatorio a las personas con más dificultades para acceder al mercado de trabajo, dotándoles de una experiencia profesional que en un futuro puede ser presentada a los empresarios/as para su contratación en una empresa normalizada, salvando así el escollo de la falta de formación y experiencia profesional. En una EI la actividad laboral propiamente dicha se complementa con actividades de tipo formativo y de acompañamiento social para llegar al objetivo de la inserción socio laboral de sus trabajadores.
Estas empresas favorecen una mejor planificación y gestión de las políticas sociales, ya que las personas que forman parte de esta plantilla cobran su salario con total normalidad, no haciendo uso de cantidades que se encuentran consignadas a las políticas sociales. Se pasa así de una lógica de asistencial a una lógica de generación de recursos propios, pagando impuestos y colaborando de este modo con el conjunto de la sociedad.